lunes, 19 de octubre de 2009

18º Capítulo. Libro de Belén


Libro de Belén.

Yunho no me dejaba leer. Tecleaba en su laptop muy fuerte con lo que me desconcentraba. Miré la hora en el reloj de de péndulo que había junto a la ventana y me fijé en que ya eran las 11 de la noche. Bostecé, a pesar de saber que había dormido la tarde entera, pero sintiendo que tenía mucho sueño. Aun no entendía qué había ido a hacer Yunho a la biblioteca si ni siquiera guardaba silencio y se ponía a tararear canciones que yo no conocía mientras jugaba en el su computador portátil.
Miré la página en la que había quedado del manga que me había puesto a leer y cerré el libro muy ruidosamente. Yunho levantó la vista y me miró con los ojos muy abiertos.
-¿Ya te vas?
-Mañana es un gran día, prefiero acostarme temprano –me levanté y me dirigí hacia la puerta.
-Pero –dijo Yunho antes de que saliera. Cerré la puerta y lo miré impaciente. –Pero podemos, esto… hablar de mañana. ¿Te parece?
-Ya lo hablamos con Yoochun –le dije bostezando de nuevo. –De verdad que tengo sueño.
-Oh, -abrí la puerta de nuevo.
-Oh, pero no te dije a qué hora tienen que levantarse.
-¿A qué hora Yunho?
-A las 7 de la mañana.
-¿Tan temprano? ¿Para qué?
-A esa hora llegará el staff. Vamos a ensayar, ya sabes, en la fiesta tendremos que bailar… hacer lo nuestro.
-Lo suyo… -mascullé volviendo a cerrar la puerta. –A ver si entiendo. Tengo que estar despierta con mis hermanas a las 7 de la mañana ¿no?
-Exacto.
-La furgoneta con los vestidos y esas cosas llegarán a las 12 del día ¿me equivoco?
-No. No te equivocas.
-Tenemos que estar listas a las 6 de la tarde, ¿es eso correcto?
-Sí, correcto.
-El staff se va de aquí a las 5 de la tarde por lo que ustedes tendrán una hora para cambiarse ¿no?
-Eso no es problema, nosotros somos rápidos y…
-¿No?
-Sí, -me respondió de mala gana. –Una hora.
-¿Para qué entonces quieres hablar de mañana si ya sé qué es lo que tengo que hacer?
-Bueno, era para saber si no se te olvidaba algo…
-Pues no, ahora buenas noches. Voy a buscar a mis hermanas. –Abrí la puerta y saqué un pie.
-¡Belén! –me llamó de nuevo.
-¿Qué pasa ahora? –me volví hacia él pero no cerré la puerta .
-Buenas noches.
Me quedé quieta en la puerta sin poder moverme. Yunho me miraba con la sonrisa más tierna que le había visto hacer y me agitaba una mano de despedida.
-Ay Yunho no seas así –le pedí.
-¿Así como? –preguntó haciéndose el tono.
-Ya sabes, me haces sentir mala.
-Pero si eres mala… -dijo con el labio inferior encima del superior.
Entrecerré los ojos tratando de encontrar qué quería provocar diciéndome eso y bueno, por más que lo busqué no lo encontré. Suspiré y volví a cerrar la puerta. Me acerqué a él y le sonreí.
-No entiendo a qué quieres llegar con esto, pero de verdad que quiero ir a dormir.
Yunho abrió la boca como si fuera a decir algo y se quedó así un rato hasta que yo no pude aguantarme las ganas y me puse a reír. Yunho me quedó mirando con esa cara de tonto bastante rato y yo me acerqué a cerrarle la boca porque de verdad que era entre vergüenza ajena y risa verdadera.
-Vamos a dormir –le dije. –Ya es tarde, no quiero que mis hermanas trasnochen.
-La buena hermana… ¿desde cuando es eso…?
-No seas pesado –le dije pegándole en el hombro.
Yunho me miró y luego se miró el hombro, entonces me sonrió de una manera que me dio mucho miedo y lo único a lo que atiné fue a dejar el manga encima del laptop y a salir corriendo.
Oí la silla caerse cuando Yunho salió detrás de mí mientras yo rogaba porque no me alcanzara porque (aunque me muriera porque jugáramos) yo no me controlaba cuando me hacían reír mucho y pegaba a diestra y siniestra. Alcancé a pasar el comedor y el living, pero cuando subía las escaleras Yunho atrapó mi pie y no me dejó continuar.
-A mi nadie me pega –dijo con falso enojo. Yo me puse nerviosa porque no quería que ninguna de mis hermanas me viera en esa situación con el líder, menos los otros miembros del equipo.
-Pero si te toqué un poco solamente –dije sin dejar de reírme. Me daba rabia saber que cuando me reía perdía todas las fuerzas para defenderme, por eso es que sabía que era pescado frito en los brazos de Yunho.
-Pues la venganza se hará realidad…
-Oye si no es para tanto… -le dije apenas.
-Oh, pero tú no sabes con quién te has metido y…
-¡Yunho! –escuchamos ambos que gritaban desde el segundo piso. -¡YUNHOOOO!
El líder se puso serio y me ayudó a enderezarme, subimos las escaleras rápidamente mientras la voz de Changmin seguía gritando el nombre del líder. Llegamos a la pieza del chico y nos quedamos estáticos mientras Changmin iba de un lado a otro buscando algo que no entendí hasta que me fijé en la cama sin colchón y rodeada de papel higiénico sucio.
-¡¡Yunho mira!! –exclamó el chico cuando nos vio llegar. -¡Mira lo que Jaejoong me hizo!
Entonces nos fijamos en las demás personas que estaban en la habitación. Daniela estaba junto a Nyzia, ambas con cara de vergüenza (la que conocía muy bien porque era la que me dirigían cada vez que yo cometía algo vulgar según ellas) y a Junsu junto a Changmin tratando de calmarlo pero con notables ganas de reírse de lo que le había pasado al chico. Entonces ví a mi pequeña hermana sentada en la cama de Junsu junto al indeseable nº 1 de la casa.
-¿Qué hiciste? –pregunté entrando a la pieza conteniendo el asco al ver los papeles en el suelo.
-No te extralimites –me advirtió Yunho. Yo me volví a mirarlo.
-Por si no te has dado cuenta el señor Jaejoong ha estado pervirtiendo a mi hermana… ¡mira lo que hicieron!
-Ella no hizo nada –dijo Jae defendiendo a Paloma. –Sólo dio las ideas. Muy buenas tengo que decir…
-¡Y sin vergüenza más encima! –exclamé adelantándome unos pasos. Yunho me tomó de la mano para que no avanzara.
-Vamos a calmarnos. –Me dijo. Miré a Paloma entonces y la fulminé con la mirada.
-Quiero explicaciones… ahora.
-No hablaré. Hice una promesa –hablaba con un tono solemne que me dio mucha más rabia.
-¡¿Promesa?!
En la habitación reinaba un aire muy tenso que me hizo pensar que una sola palabra iba a hacer que me saliera humo rojo de las narices. Gracias a Dios Yunho estaba cerca y sabía que junto a él, por lo menos no iba a dejar que mi genio me ganara la batalla.
Eso esperaba.
No solté la mano de Yunho mientras me acercaba hacia donde estaba Paloma y Jae, ambos con cara de mártires o algo así, dignos imitadores de Juana de Arco ante de ser quemada. No pude sentarme porque la cama (desnuda sin su colchón) seguía rodeada de ese papel higiénico sucio. Yunho tosió y yo lo miré.
-Está con manjar –me dijo apuntando hacia el suelo.
-Oh –dije yo dándome cuenta de que en realidad el asco me venía porque el olor a manjar siempre me daba asco. –Ya veo –me fijé en mi hermana con los ojos entrecerrados. –Así que con bromitas la buitre.
-No soy…
-Cállate –le dije. –Paloma, por Dios, ¡mira lo que hiciste!
-Oye, no me grites y por otro lado yo no hice esto…
-Jae ya me dijo que eres la autora intelectual de la broma.
-¿Autora intelectu qué? –preguntó ignorante. Bufé enojada y miré ahora a Jae.
-Explícate.
-Changmin siempre anda de soplón. Alguien tenía que darle su merecido.
-¡Sí! –gritó Junsu mientras ponía cara de vergüenza cuando Changmin lo miró. –Lo siento –le dijo. –Pero es verdad, deberías defenderte solo. Si Jae no hubiera hecho esto, yo lo hubiera hecho por él…
-¿Cómo puedes decir eso? –le espetó Changmin con notables ganas de ponerse a llorar. Estaba segura de que si Daniela no hubiera estado en la pieza, él ya hubiera estado lagrimeando como un niño. Yunho se acercó a los chicos y se puso en medio.
-Vamos a calmarnos. Junsu, no está bien lo que dijiste, y lo sabes… -Junsu miró a Yunho con expresión inocente y levantó los hombros.
-Es un soplón.
-Ya basta –lo paró el líder. –Pídele disculpas.
-Pero…
-Junsu…
-O le pides disculpas a Changmin o le digo a mi hermana lo que está pasando porque da gracias a Dios que no entiende nada. –Dije situándome junto a Yunho. Junsu entrecerró los ojos afectado por mi amenaza y miró a Changmin.
-Lo siento, de verdad. –Y dicho esto salió de la habitación. Nyzia me miró para que le dijera qué pasaba.
-Ve a la pieza –le dije. –Mañana nos levantamos temprano.
-Pero Xiah y… se fue y…
-Por hoy basta de romances. Las dos a la cama –Daniela me miró y se acercó a mí enojada.
-Yo no quiero dejar a Max.
-Pero esto ya es problema de grupo, no las quiero inmiscuidas en esto. A la cama –repetí con tono duro y serio.
Mis dos hermanas me lanzaron miradas de resentimiento pero salieron de la habitación. Changmin le tomó la mano a Daniela antes de que ella despareciera, entonces me fijé en una figura que caminaba de puntillas hacia la puerta.
-Paloma, tú te quedas –le dije rápido. Mi hermana pequeña se rió sabiéndose descubierta.
-Pero si nos mandaste a dormir… -dijo con ganas de salir de la habitación.
-Primero te disculpas con Changmin.
-Pero, yo, este… ¡no puedo! –me dijo.
-¿Y eso sería por? –pregunté tratando de levantar una ceja.
-Porque, bueno, porque… ¡es Max! Me da mucha vergüenza…
-¿Y no te da vergüenza andar haciéndolas de criminal con un mayor de edad? –inquirí.
-Esto, bueno yo…
-Paloma, las disculpas ahora.
Mi hermana pequeña me miró con esos ojos tiernos que pone a veces que nos hacen sentir a todas nosotras muy malas, pero yo no cambié de parecer y al final rindiéndose y sonrojándose de pronto se volvió hacia Changmin y le dijo “lo siento” en japonés. Igual sabía algo del idioma, pero no tanto como ella. Changmin le dijo algo con lo que Paloma se sintió más mal y luego mi hermana pequeña salió de la habitación.
-Ahora –dije mirando a Yunho. –Es mejor que me vaya… esto lo arreglan ustedes y yo… yo me voy.
-Espera.
Yunho me sostuvo de la mano y no me dejó ir. Lo miré esperando a que me dijera algo pero él sólo se limitó a apuntar a Jae con cara de signo de pregunta.
-¿Y qué hago con él? –inquirió. Changmin le dijo algo a Jae en coreano que me sonó a insulto o algo parecido pero que divirtió a Yunho. Yo levanté los hombros.
-Yo no debería inmiscuirme en esto… en serio Yunho, mejor me voy…
-Sí, ándate, ¿quien quiere tus consejos baratos? Nadie los necesita…
-Jaejoong cállate –le dijo Changmin muy enojado. –Ya me arruinaste la noche, me dejaste en vergüenza delante de Daniela y te comiste mis donas… ¿qué más quieres?
-Quítale los mp4 –dije de pronto.
La habitación quedó en silencio y Changmin me miró con los ojos muy abiertos. Yunho en cambio se había quedado estático reflexionando la idea, pero Jae luego de un rato se puso inmediatamente de pie.
-¡No! Eso no tiene nada que ver…
-Bien pensado –me felicitó Yunho. –Algo drástico, con el toque de castigo suficiente y el aroma del arrepentimiento y la lección. Muy bien.
-¡Yunho! –exclamó Jae sin creer lo que estaba escuchando. -¡Pero si yo…! ¡Era solo una broma!
-Las bromas son para reírse –le dije mientras caminaba hacia la puerta con aire de suficiencia. –Y bueno, no veo a nadie riéndose… Ah, excepto yo…
Y salí de la pieza aún con la sonrisa pegada en la cara. Cuando iba entrando a la pieza oí a Jae gritar.
-¡No! ¡Mis bebés! ¡Mis hijos! -Y luego a Changmin notablemente más contento.
-Non seas novela Jae, si es por unos días solamente…
-¡No! ¡Yunho por favor! ¡Clemencia…!
Por lo menos noté que Jae no estaba tan enojado con lo que me dio a entender que él se había dado cuenta de que las cosas no funcionaban así en la vida.
Bueno, la historia dentro de la habitación de mis hermanas era otra muy diferente.

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