lunes, 19 de octubre de 2009

19º Capítulo. Libro de Paloma


Libro de Paloma.

Jun no se cansaba de hablar conmigo y eso me tenía en las nubes. Tampoco tenía reparo en presentarme a sus amistades ni a los otros miembros de Arashi, cosa que en más de una ocasión hizo que me mordiera los labios para no gritar (porque de seguro lo espantaba de una). Además, las cosas estaban mucho mejor que cuando habíamos llegado, en la mesa para seis personas estaban sentados Oguri Shun, Maki Horikita y mi dulce y más linda cantante Otsuka Ai… no podía dejar de sonreír, aunque en mi interior algo me dijera que me faltaba algo porque no estaba plenamente feliz, pero ese molesto sentimiento desapareció tan pronto como llegó cuando Otsuka Ai me invitó a su concierto al día siguiente.
-¿De verdad? –le pregunté porque pensé que no había oído muy bien.
-Sí, y puedes llevar a alguien si quieres –me dijo sonriendo.
Qué linda era, y su voz al hablar era tan clara como cuando cantaba y no podía aguantar las ganas de estar ya en su concierto.
-¿Y qué canciones vas a cantar? –le pregunté. Ella sonrió y se tomó las manos encima de la mesa.
-Eso es sorpresa… -Yo hice un mohín, pero luego sonreí porque no era posible que estuviera enojada luego de tener a mis artistas favoritos sentados en la misma mesa que yo. Eso no se podía… De nuevo sentí ese molesto cosquilleo que me decía que para ser completamente feliz me faltaba algo que no estaba en la mesa, pero como la vez anterior, lo deseché rápido. No era posible que deseara algo más si lo único que quería era estar con mis estrellas japonesas preferidas sentadas en la misma mesa que yo.
-¿A sí que venías con Tohoshinki? –me preguntó Maki.
-Sí, mi hermana se ganó un premio y yo la acompañé.
-Wow… ¿y hasta en Inglaterra los conocen?
-M. –le dije.
-¿Y a ti te gustan?
-Claro –le contesté. Maki me sonrió y se llevó a la boca un poco de comida, iba a imitarla, porque lo que me habían servido estaba muy rico pero noté que Shun me miraba sin pestañear. -¿Pasa algo?
-Te llaman –me dijo.
-¿Eh?
Shun entonces apuntó detrás de mí y yo me volví esperando si no ver a una de mis hermanas o a alguno de los chicos, pero quien me llamaba era Jae y no entendí porque no se había acercado a conversar directamente conmigo.
-¿Vas a ir? –me preguntó Jun mirando paulatinamente a Jae y luego a mí.
-No. Creo que me está molestando solamente.
-¿Jaejoong te molesta? –preguntó Maki sorprendida.
-Ejem, no es eso –respondí rápidamente. –Es sólo que no creo que tenga nada importante que decirme.
-Pero te sigue llamando –me dijo Shun.
No quise mirar hacia atrás, pero percibía muy bien la intensa mirada de Jae a mis espaldas.
-Deberías ir, -me aconsejó Otsuka Ai. –Si te está llamando es por algo.
Claro que sí, era sólo para arruinarme la noche dado que no le había prestado la más mínima atención desde que me habló por última vez en la limosina. Miré a cada uno de los presentes sentados en la mesa y no quise levantarme de allí nunca más. Aunque al día siguiente estaba invitada al concierto de Otsuka Ai, y Jun me había prometido que me escribiría a mi mail, y Maki me dijo que me mandaría un DVD con su último dorama y Oguri Shun me prometiera una foto antes de que se terminara la velada, no quería ponerme de pie y separarme de ese grupo maravilloso de personas con las que estaba conversando alegremente. Jae me las iba a pagar.
-Bueno, -escuché que decía una conocida voz a mis espaldas. –Veo que con la vista no entiendes.
-Si ya me estaba levantando –le dije arrugando la cara. –Espera sólo un momento.
Me despedí de cada uno de los presentes, poniendo especial cuidado en Jun y en Otsuka Ai.
-Espero verte mañana –me dijo ella cuando me despedí. –Sólo di tu nombre en la entrada y ellos te dejarán pasar.
-Nos vemos allí –dijo también Jun.
-Paloma… -me llamó Jae fastidiado.
-Si ya voy.
Miré de reojo al chico y entonces se me ocurrió una manera de vengarme aunque no era la que había pensado. Le presenté a cada uno de los que estaba conmigo en la mesa y él tuvo que quedarse unos minutos más ya que primero se disculpó por ser tan poco cortés y luego respondió a las usuales preguntas entre las estrellas… (Como si yo supiera cuáles eran las usuales preguntas que se hacían entre ellos). Cuando terminó de conversar, luego de más de quince minutos, nos despedimos definitivamente de las personas y fue entonces que me llevó volando fuera de la vista de todos los que habían asistido a la fiesta.
-¡¿Se puede saber qué pasa contigo?! –le espeté.
Hero no se detuvo para contestarme si no que se limitó a tomarme más fuerte de la mano y a caminar más rápido. Entonces vi pasar a Daniela con Max de la mano, ambos muy rojos, los cuales no nos tomaron la más mínima atención cuando caminamos a menos de 50 centímetros de ellos. Puaj, enamorados, me dieron ganas de vomitar y agradecí que se fueran tan rápido de mi vista. Entonces cuando Hero dobló a por una esquina vi a mi hermana Nyzia c0n un pañuelo cubriéndole la mano mientras conversaba no muy alegre con Kingone. Iba a acercarme a ella, pero Hero me hizo pasar por otro lado por lo que mi hermana no me vio. ¿Qué habría pasado entre Nyzia y Xiah?
-No preguntes –me dijo Jae sin mirarme. –Yo no lo sé.
-No he preguntado nada.
-Sólo basta mirarte la cara.
-Tú siempre crees que sabes todo… -le dije enojada.
No me contestó y siguió caminando cosa que me hizo ponerme nerviosa de pronto. Ya no sentía esa sensación de vacío y cuando comprendí que era porque Jae estaba conmigo no entendí mucho. Él estaba enojado conmigo o eso me había hecho creer en la limosina al decirme todas esas cosas pesadas, además no me había hablado en toda la noche aunque sólo hubieran pasado tres horas desde que habíamos llegado al salón de la fiesta y más encima ahora me hablaba igual de pesado que antes. Me hizo caminar por otro pasillo en donde no se veía mucha gente como en los otros pero tampoco estaba tan vacío. Los japoneses que estaban por esos lugares no nos prestaron mayor atención y sólo me asusté cuando vi a Belén pasar muy feliz tomada de la mano del líder lo que me dio mala espina. No entendía qué les había hecho la fiesta a mis hermanas. Bueno aunque lo de Daniela era de esperar, lo de Nyzia no, yo sabía que mi hermana se moría por Xiah y que de pronto, teniendo la oportunidad de estar con él se fuera de pronto con Kingone (por muy guapo que el chico fuera) no era algo normal en mi hermana. Y ahora Belén de la mano de U-Know… ¿¡Es que el mundo se había vuelto loco!? ¿Quien en su sano juicio andaría con mi hermana luego del espectáculo de borracha vulgar que había dado hace dos días? Tal vez le había hecho algún maleficio al líder y yo tenía que advertirle a alguno de los miembros y…
-No pienses con la cara –me volvió a repetir Jae.
-Ese no es tu problema –le dije ya medio harta de que molestara porque en mi cara se reflejara lo que pasaba por mi cabeza. –No te metas.
-Pero estás con cara de espía, si quieres averiguar cosas sobre tus hermanas hazlo en otro tiempo.
-Tú que sabes… -le respondí con mi mejor tono de picada para que no supiera que me había sorprendido. Lo había conocido hace menos de dos días y ya sabía qué clases se cara ponía… algo raro pasaba con este sujeto y ya me estaba hartando su manera de ser. Me detuve de pronto y Jae casi se cae, lo que no me importó para nada.
-Camina –me dijo tirando de mi brazo.
-Dime hacia donde vamos primero –le exigí.
-No tengo porqué.
-Entonces no tengo porqué ir contigo –le dije tratando de soltarme de su mano.
-Tienes que venir conmigo –me dijo ahora con tono suplicante, pero yo no me iba a dejar convencer tan fácil, aunque debo reconocer que al escucharlo hablar de esa manera me dieron ganas de darle lo que pedía sin respuestas a cambio.
-No me puedes obligar.
Jae se giró hasta quedar frente a mí y me sonrió.
-¿Cuánto apostamos a que puedo?
-¿Eh…?
Jae entonces me tomó de la cintura y me puso sobre sus hombros cargándome como si fuera un saco, y recién me di cuenta de que ya no había nadie más cerca y de que si gritaba eran escasas las posibilidades de que alguien me escuchara a menos que fuera una cucaracha que por casualidades de la vida anduviera caminando por los pasillos.
-¡Bájame! –le ordené.
-Te dije que podía obligarte –rió.
-Jae bájame… -le dije ahora sintiendo que iba a morir de la emoción en ese momento. No entendía esa clase de sentimientos tan repentinos que invaden en esos momentos el corazón de una mujer. Por una parte me moría porque siguiera cargándome y por otra lo odiaba por hacer lo que quisiera y salirse con la suya.
Jae no me dijo nada más y siguió conmigo a cuestas –como si no pesara nada –hasta que llegamos a un lugar medio oscuro que me dio escalofríos. Jae entonces me bajó y se limpió la frente llena de sudor.
-Creía que tenían que salir bailando.
-Eso es más rato…
-¿Cuánto dura esta fiesta?
-Hasta las dos de la mañana, aunque no creo que nos quedemos hasta esa hora.
-Oh.
Me quedé mirando hacia todos lados porque no encontraba ningún punto de referencia por si pretendía escapar y además que todo estaba un poco oscuro. Jae se enderezó y me quedó mirando.
-¿Contenta? –me preguntó.
-¿Qué dices…? –Inquirí yo porque no sabía si la pregunta iba enserio o era pura ironía.
-Que ya debes estar feliz.
-¿Y eso porqué sería si puedo saber? –levanté mi ceja derecha lo más que pude para hacerle entender que de contenta no tenía nada.
-Estás conmigo.
-¿Y…? –mi rostro seguía en la misma expresión cosa que hizo que Jae dudara de lo que estaba diciendo. Obviamente lo que me proponía.
-No estás contenta.
-¿Qué crees sabelotodo?
Me apoyé en la pared más cercana y me saqué los zapatos que ya me tenían los pies hinchados de lo incómodo que eran. Jae se rascó la cabeza como si todavía no entendiera lo que estaba pasando, y para ser sincera ni yo comprendía lo que pasaba por su rara mente. Me miró y luego de un rato se acercó a mí y se agachó hasta quedar a mi altura lo que me puso un poco nerviosa… bueno, para que estamos con cosas, me puso roja de un sopetón e hizo que mi mente se plagara de imágenes de yo y él… y de él y yo… y…
-¿Ves que estás contenta? –me dijo sonriendo.
-¿Puedes explicarte mejor? –le pedí porque su manera de hablar me estaba hartando.
-Es simple chica, estás contenta.
-¡Deja de decir eso! –le espeté. Jae se enderezó un poco y se sentó en un sofá que había cerca de allí. –Jae, por favor, explícate. ¿Qué es todo esto de contenta y de estar contigo y… qué demonios pasa?
-¿Viste a tus hermanas? -me preguntó.
-No cambies el tema.
-No lo hago, sólo responde, ¿las viste?
-Uh-uh –le dije mientras me masajeaba los pies. –Pero no entiendo, yo…
-Cada una la estaba pasando bien.
-¿Y…?
-La estaba pasando bien con el chico que les gusta ¿no? –entrecerré los ojos porque más o menos comprendía al punto que quería llegar pero preferí una explicación más directa.
-Sí, eso creo. Aunque no sé porqué Nyzia estaba con Kingone si tú y yo la vimos… bueno la vimos con Xiah y…
-Eso tampoco lo entiendo, pero ese no es el punto.
-¿Y cuál sería entonces?
-Que yo pensé que a ti también te gustaría pasarla bien con la persona que te gusta.
Oh, de eso se trataba… O sea, que señor don Jaejoong, alias miembro rico de DBSK, alias mi cómplice, alias el señor de los mp4 y llorón de nacimiento quería estar conmigo esta noche porque a mi me gustaba y él quería que yo fuera feliz… (Léase esto con tono de ironía por favor).
-Y según tú –le dije avanzando de manera teatral hacia él (onda Carlos Pinto) –yo desebaba estar contigo porque tú eres la persona que me gusta… ¿no?
Jae levantó rápidamente la vista y tragó saliva.
-¿P-por q-qué hablas así…?
-¿Así cómo?
-Tan terrorífica… Paloma…
Yo sonreí como había visto que Merlina Adams lo hacía en la película y me agaché hasta quedar frente a él.
-¿Tú crees que no estaba feliz? –le pregunté sin separar mis dientes por lo que mi tono sonó más frío que antes. Jae me quedó mirando con los ojos muy abiertos y de nuevo volvió a tragar saliva, pero antes de que hablara yo le dije: -¿crees que ahora soy más feliz? ¿Lo crees?
-Bueno, yo…
-Oh, no se equivoque señor Jaejoong, sí estoy feliz, o sea… qué mejor que tener al chico más apuesto de Tohishinki como perrito asustado frente a mí…
Jae cambió entonces su expresión como si algo que yo hubiera dicho lo despertara y me tomó de los hombros muy fuertes haciendo que retrocediera.
-No estoy asustado –me dijo cuando me puso contra la pared. –Es sólo que por un momento creí…
-Da lo mismo –le dije dejando mi papel de oscura de lado. –De todas formas ya arruinaste mi noche.
-¿Pero qué dices? ¡Estás conmigo! –exclamó sin creer lo que yo decía. Levantó los brazos como demente y se golpeó el pecho. –Yo te gusto ¿no? Tú me lo dijiste cuando estábamos en la Rueda de la Fortuna… ¿lo recuerdas?
-Tú sacaste conclusiones propias, yo nunca dije que sí…
-Pero, tú… -Jae volvió a ponerse muy cerca de mí que hizo que de pronto perdiera el ritmo de respiración y su aliento me llegó muy fuerte en la cara. Genial. –Tú no lo negaste.
-Tampoco dije que sí… ¿te puedes correr?
-Entonces no te gusto.
-¿Qué te hace creer que sí?
-Me miras mucho.
-Siempre miro a las personas que me parecen atractivas, dime que tú no haces lo mismo.
-Pero me miras diferente.
Rayos…
-Eso es lo que tú crees…
-Estás nerviosa, lo puedo sentir…
Cálmate Paloma, controla las ganas de abrazarlo, vamos, tú puedes, cualquier cosa es mejor que confesarle que tenía razón…
-Estoy nerviosa sólo porque estás muy cerca de mí, nada más.
-No niegues…
-Deja de creer cosas que no son… además si empezamos con sospechas, tú eres el que siempre me busca. ¿Qué debo pensar entonces?
Jae abrió la boca para decirme algo pero no pudo porque mi “linda” hermana mayor justo nos interrumpió.
-¡Paloma!
De pronto Jae dejó de estar cerca de mí y sentí un aire helado colarse por todos mi cuerpo. Belén lo había apartado de un manotazo y se ponía delante de mí como si yo necesitara protección.
Le gritó algo a U-Know que venía con ella y el líder miró a Jae con desaprobación.
-No hacíamos nada –le dije.
-Cállate Paloma, ¿no sabes lo que diría la prensa si los hubiera visto así?
-Pero no nos han visto, así que…
-Te callas. Nos vamos ahora.
Belén le dijo algo a U-Know y de paso parece que insultó a Jae para luego llevarme volando de vuelta al salón principal. De pasó sacó a Nyzia de su conversación con Kingone (sin importarle que nosotras no fuéramos hermanas) y alejó a Daniela de Max. Yo no tenía ánimos de pelear, no luego de ver a Jae titubear respecto a sus intenciones, porque eso había hecho…
Ahora iba de la mano de mi hermana, alias la ogro, alias Shrek, alias mala… de vuelta a la casa en donde seguro gritaría como loca. Lo bueno de todo esto es que no estaba ni por ahí con escucharla porque lo único que tenía en la mente eran las palabras de Jae al decir: Estás conmigo…

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